Oculté entre espesas sábanas su única arista afilada. Amé eclipses solares silenciados sobre escarpadas sierras. Susurré efímera apelación, negada al lactante erguido. Observé entre epidermis suave, el lustro ondisonante escondido. Obedecí instrucciones sáficas segmentando, orgullosa, alientos saeteados. Sometí, inmisericorde, espasmos salmodiados. Se emigraron nostálgicos sirocos, sosegando, otrora alma abandonada.