Desencuentros

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Hace años que escribo. Cuentos, comeduras de tarro, paranoias, textos incomprensibles. Nunca he escrito para ser leída. Sólo era una obsesión que ocupaba mis minutos de soledad y que me mantenía cuerda. Ahora, me decido a compartirlo con vosotros... porque compartir es amar.

La mujer muerta


Una vez conocí a una mujer que caminaba con las manos sobre el pecho, como si ya estuviera muerta. Llevaba el pelo rapado y se le adivinaba un tatuaje en su nuca. Su vestido largo y oscuro se le enredaba en las piernas cuando caminaba. Pero ella no parecía dale mucha importancia. No parecía darle importancia a nada.

Una vez conocía a una mujer que caminaba con las manos sobre el pecho como si ya estuviera muerta. Pero, en realidad, no la conocí, sólo la intuí.