Desencuentros

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Hace años que escribo. Cuentos, comeduras de tarro, paranoias, textos incomprensibles. Nunca he escrito para ser leída. Sólo era una obsesión que ocupaba mis minutos de soledad y que me mantenía cuerda. Ahora, me decido a compartirlo con vosotros... porque compartir es amar.

Un sueño


Voy a echar el polvo más intenso esta noche. Voy a echar el polvo más profundo esta noche. 


Y vas a estar ahí. Vais a estar ahí los dos. Por una vez, la única vez. Me perderé en vosotros, olisquearé vuestra piel, buscando vuestra alma y beberé de vuestros gemidos. Al principio un roce, una mirada, nuestras lenguas ávidas bailando entre los dientes como las llamas de una hoguera, como las caricias en el viento. Desnudarnos a risotadas, con el sabor del vino especiado en nuestros labios, bebiendo uno del otro, uno de los otros, todos de los otros. Bebiendo las puras ganas, el puro deseo. Lamiendo entre susurros cada centímetro de vuestra piel, notando los escalofríos, las humedades, el calor en mis manos, la suavidad de una piel que ansía ser tocada. Perderme y buscar el momento en el que una mujer echa la cabeza hacia atrás, tensando el cuello, y empieza a respirar más agitadamente. Vadear ríos imprevistos, planear con mis rizos sobre tu vientre. Y luego el desenfreno, el puro abandono, el dejarse hacer y no pensar en nada más que en nosotros y en cómo arrancar otro gemido de nuestros cansados cuerpos.


Voy a echar el polvo más intenso esta noche y, por una vez, ninguno de los dos vais a estar ahí.