Recuerdo, como si fuera ayer, el preciso momento en el que comenzó a sonar en la radio tu voz que me llamaba y arrastraba mi alma. Recuerdo vuestro primer disco y la escucha, casi obsesiva, de cada uno de vuestros temas. Recuerdo la explosión del sonido dentro de mi cuerpo, recuerdo perderme en la música y aislarme del mundo, acompañada por vuestras letras.
Recuerdo la Danza de la Araña, recuerdo que el sentimiento se volvió palabra, y la palabra se volvió verso y el verso se volvió canción y la canción música y la música finalmente volvió a ser sentimiento. Ira, amor, deseo inmenso, tristeza, amargura, pasión, todo lo que se me atragantaba, me lo arrancaste del pecho con tus letras, tan sólo para que fluyera. Y me bailaba la sangre al ritmo de vuestras guitarras.
Recuerdo La Estación Seca y la desilusión (perdóname, Alfa). Y el sentimiento se quedó en tan sólo un recuerdo, y la música se convirtió en canción y la canción en verso y el verso volvió a ser palabra. Y sólo quedaron palabras y recuerdos.
Hoy vuelves, tras años de abandono. Ayer, volví a escuchar tu voz que me llamaba y me arrastraba y me hacía perderme. Y sí, el tiempo ha pasado y no somos los mismos. El corazón se te ha hecho grande porque te ha tocado la vida y la muerte. Pero el sentimiento sigue convirtiéndose en tu música y tu música en sentimiento. Y sigues arrancándome del pecho lo que se me atraganta, ahora con un poco más de alegría. Y, después de los años que han pasado, me doy cuenta de que el corazón también se me ha hecho grande. Tal vez es porque yo también me enamoré de la Tierra, del cielo y del mar. Y la sangre me sigue bailando, ahora, con la luna, con la Tierra, con las estrellas.
Mil gracias, Jordi.
Recuerdo la Danza de la Araña, recuerdo que el sentimiento se volvió palabra, y la palabra se volvió verso y el verso se volvió canción y la canción música y la música finalmente volvió a ser sentimiento. Ira, amor, deseo inmenso, tristeza, amargura, pasión, todo lo que se me atragantaba, me lo arrancaste del pecho con tus letras, tan sólo para que fluyera. Y me bailaba la sangre al ritmo de vuestras guitarras.
Recuerdo La Estación Seca y la desilusión (perdóname, Alfa). Y el sentimiento se quedó en tan sólo un recuerdo, y la música se convirtió en canción y la canción en verso y el verso volvió a ser palabra. Y sólo quedaron palabras y recuerdos.
Hoy vuelves, tras años de abandono. Ayer, volví a escuchar tu voz que me llamaba y me arrastraba y me hacía perderme. Y sí, el tiempo ha pasado y no somos los mismos. El corazón se te ha hecho grande porque te ha tocado la vida y la muerte. Pero el sentimiento sigue convirtiéndose en tu música y tu música en sentimiento. Y sigues arrancándome del pecho lo que se me atraganta, ahora con un poco más de alegría. Y, después de los años que han pasado, me doy cuenta de que el corazón también se me ha hecho grande. Tal vez es porque yo también me enamoré de la Tierra, del cielo y del mar. Y la sangre me sigue bailando, ahora, con la luna, con la Tierra, con las estrellas.
Mil gracias, Jordi.
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